PSICOTERAPIA
TERAPIA INDIVIDUAL
La terapia individual supone un proceso de toma de conciencia y autoconocimiento en un espacio de seguridad, con el acompañamiento de una persona especializada y entrenada en ese trabajo.
La salud y el bienestar tienen una dimensión subjetiva, única e irrepetible. El proceso terapéutico supone una experiencia de descubrimiento que se construye, mano a mano, en el vínculo entre la persona que acompaña y la persona que es acompañada, cuyos objetivos son ampliar la conciencia, profundizar en la capacidad de autoapoyo y aumentar el registro de posibilidades vitales que nos otorgamos.
La duración de un proceso terapéutico es variable y se establecerá en el diálogo entre la persona y su terapeuta.
TERAPIA DE PAREJA / DE RELACIÓN
La terapia de pareja o terapia de relación ofrece un marco de crecimiento y aprendizaje, seguro y cuidado, donde abordar temas que dificultan el vínculo, con el acompañamiento de una terapeuta (o dos, en los casos de coterapia).
En la terapia de pareja no se trabaja en cambiar a la otra persona, no se señala a las o los culpables, no se da la razón. En este tipo de terapia, se invita a que la pareja pueda mejorar su comunicación y su escucha mutua, adquirir una actitud de apertura frente a la otra persona, para poder vivir la relación de una manera más sana, consciente y honesta. Para ello, se trabaja desde un enfoque de trabajo gestáltico y sistémico. Así mismo, en algunos casos, la terapia sirve para acompañar a las personas en un proceso de separación sano y respetuoso, favoreciendo también la toma de decisiones de organización o logística de una forma mediada.
Las razones que llevan a dos personas a acudir a este tipo de terapia pueden ser diversas: cambio de fases vitales, problemas de comunicación, dificultades en el sexo y falta de deseo, mentiras o desconfianzas, voluntad de cambio en el modelo de relación, monotonía, estancamiento, entre otros.
TERAPIA GRUPAL
La terapia posibilita que cada persona pueda explorar cómo se relaciona consigo misma y con su entorno social y afectivo, cuáles son sus necesidades aquí y ahora y cómo las satisface o evita.
Es en el vínculo que enfermamos y es en el vínculo que sanamos: formar parte de un grupo terapéutico nos permite experimentar las emociones, pensamientos y comportamientos que se generan en la relación con las otras personas, en un espacio de compromiso y seguridad.
En el proceso terapéutico grupal nos vemos reflejadas, confrontadas y acompañadas y es en este sentido que el grupo tiene la capacidad de amplificar la experiencia de cada participante, potenciando el recorrido del proceso personal.
La terapia grupal puede ser un sustituto o un complemento a la terapia individual y es más accesible económicamente.